“VAMOS”… UN DULZOR MENTIROSO,
Una voz tranquila y un poco nasal, y una expresión serena caracterizan al personaje, “Mister Sophoan”, nuestro coordinador, que nos recuerda que no hemos venido sólo para dar una vuelta gastronómica. Hace dos días que llegué a Nom Pen, las comidas se suceden ofreciéndonos variados manjares entre los que probamos baguettes, carne de ternera, peces-gato hervidos, bolas de arroz, muchas verduras cortadas en mil y un pedazos, que comemos sazonadas o pimentadas. Los jóvenes, hombres y mujeres, que sirven son muy amables e insisten en que comamos.
En un restaurante de carretera, delante de tanta abundancia de fina y diversa comida, casi nos olvidamos que Camboya tiene el triste privilegio de ser uno de los veinte países más pobres del mundo. La pobreza no se descubre en un vistazo. A penas salimos del aeropuerto, la ciudad que conocí hace cinco años parece transformada: modernos edificios, casinos y hoteles de todo tipo. Lo que no ha cambiado es el bullicio de